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martes, 13 de julio de 2010

¿Y las profesiones?

Hay tantas profesiones en este mundo que he pensado que debía dedicarle un apartado a las que me sorprenden de Hanoi. Algunas son muy duras y otras bonitas, ya me diréis. 
Tenemos primero mi favorita, los barberos, este de la foto es mi vecino, y todas las mañanas planta su puesto al lado del pequeño lago del barrio y se pone a cortar o a afeitar o a quitar cosas de las orejas... cuando no hay trabajo se sienta en su silla y lee y a mediodía se echa la siesta como todos. Terminada la jornada, coge su bici y vuelve a casa. Creo que de una forma escapa de los gritos de los niños y de su familia en general porque la verdad es que a veces ¡no hay quien los aguante!




Después están los músicos de la Ópera, son fantásticos y el entorno ¡es inmejorable! Estos pertencen a la Filarmónica de Hanoi.















Cuando paseas por los parques o las calles más bonitas de Hanoi no es raro encontrarte con fotógrafos enfrascados en las faldas de las futuras novias, es impresionante y divertido a la vez. Puedes encontrarte 10 equipos de fotógrafos y novios en el mismo lugar tomando las fotos más románticas que podáis imaginar.



Las jardineras, generalmente mujeres, cuidan el campo que está delante del mausoleo del venerado y héroe vietnamita Hồ Chí Minh, y las recogedoras de basura, también mujeres, cuidan de que la ciudad se mantenga limpia, es toda una hazaña y por eso las admiro muchísimo. Con ese carrito recorren las calles de Hanoi, con una escoba de bambú, creo que es ese el material, y un simple recogedor, lo llenan hasta que no se puede más y entonces lo aparcan en el borde de las vías principales para que el camión de la basura se lo lleve. La verdad es que trabajan a todo gas y muy bien, sin ellas la ciudad de Hanoi sería invivible. 


Seguimos con los transportistas y vendedores ambulantes, a veces en moto o a veces en bici sin frenos, se pasan el día de un lado para otro haciendo equilibrios, es absolutamente admirable. Transportan y venden desde frutas y flores hasta huevos, macetas gigantes con árboles incluídos o peces en bolsas de plástico.  También están los conductores de autobús que tienen que tener una paciencia y una pericia a la vez que a veces asusta, mirad el tráfico que tiene delante este pobre hombre. Tanto los conductores como los cobradores son personajes duros, no me extraña, pero de vez en cuando están de buen humor y se echan unas risas con los pasajeros y yo me río con ellos como una tonta. Yo tomo el autobús casi todos los días, es mi medio de transporte y he de decir que la mayoría de las veces es bastante cómodo, sobre todo ¡cuando tengo asiento!, ja,ja,ja, si no pues tengo que agarrarme a dos lugares para mantener el equilibrio y, aunque es divertido, puede ser peligroso. En verano tienen el aire acondicionado puesto y en invierno la calefacción, está genial porque se necesita. Mi línea suele ir bastante vacía hasta que llega al intercambiador, pero ahí no me importa porque ya tengo mi sitito;)
Encontrando su equilibrio y algún que otro contacto en su móvil.
Vendedor de plumeros, carteras, relojes...



¡Podría seguir con más pero eso será otro día!

martes, 6 de julio de 2010

¿Un alacrán?



En este episodio os cuento algo sobre las rarezas de las comidas vietnamitas. He de decir que no estoy muy impresionada con la comida de Hanoi, llevo 10 meses y he probado bastantes cosas, pero todavía me decanto por la tailandesa y la japonesa. La mayoría de vosotros sabéis que aquí se come perro asado, se vende en los mercados como si de pollo asado se tratara, también hay pinchos morunos de perro, por eso es importante preguntar antes ¿de qué es la carne?. En fín, que no hablaré más de ello (quizá otro día cuando me atreva a hacer un par de fotos) pero sí de un lugar al que fui a los meses de llegar aquí.
Scotty y yo decidimos ir a un Bia hơi, así se llaman los bares en donde se toma cerveza fresca (he leído que es de arroz) de barril a unos céntimos de euro. En estos bares se reúnen los vietnamitas después de trabajar para comer algo, beber y charlar con los colegas, sobre todo está frecuentado por hombres que echan chispas por los ojos. Me ha dicho un pajarito que las mujeres no son muy bienvenidas, salvo las occidentales claro, ni siquiera las parejas mixtas (mujer vietnamita hombre occidental), esas chispas se pueden convertir en algo más que sale por la boca, pero la verdad, a mí nunca me han dicho nada ni me han mirado mal. Son sitios generalmente muy animados, en fin, que allí que fuimos y nada más entrar nos encontramos con este mostrador que os enseño, ¿qué hay dentro?



Sí, lo véis bien, ¡alacranes y pajaritos asados! entre otras cosas irreconocibles. Nos sentamos. pedimos nuestras cervezas y, para comer, algo más sencillo, ensalada de carne, lo siento, no pude probar estas dos cosas, me daba bastante asco, quizá si me lo hubieran ofrecido vietnamitas con chispas en los ojos y después de unas cuantas de esas cervezas..., habría dicho que sí, pero así en frío...¡NI HABLAR! Cuando se lo conté a mi amiga Hanh me dijo: "¡Uy! ¡Qué rico!, ¿no?", en español que lo habla muy bien, y a los dos días me llamó y me preguntó: ¿dónde me dijiste que era el sitio?
En mayo una alumna de Scotty le trajo de su pueblo arroz verde, es el primer arroz fresco de temporada, y se toma como véis, coges un plátano, lo empapas de arroz y te lo comes, así de fácil y esto está ¡¡¡RIQUÍSIMO!!!, por ahora es mi favorito. Creo que la comida en otras zonas de Vietnam es más sabrosa, ya os informaré de lo más típico, el
Phở.

jueves, 1 de julio de 2010

Âu Cơ



Para los extranjeros, este es el nombre de una de las vías principales de entrada a Hanoi. Para los vietnamitas es el nombre de un Hada Inmortal de las montañas de buen corazón, experta en las artes medicinales y madre de la civilización vietnamita. Yo vivo en un barrio a un lado de esta carretera, cerca del río Rojo, al otro lado de este templo. Cuando voy al gimnasio tengo que atravesarla, es toda una azaña, no hay semáforos ni pasos de cebra, bueno, están pintados pero como si no existieran. Así que tienes que plantar tu pie en la calzada, mirar a ambos lados y esperar el hueco propicio para cruzar. Esto, en principio, parece fácil, pero cuando hay coches, motos y bicis por todos lados y yendo en todas direcciones no lo es. 
Al llegar aquí me llevó bastante cruzarla, pero ahora es como si estuviera dando un paseo, no hay peligro, solo tienes que recordar andar despacio para que te puedan esquivar y ¡ya está! Es el orden dentro del caos que reina en las calles de Hanoi.
Las fotos son del camino al gimnasio, las que veis tranquilas son las que rodean al lago y que por supuesto tomo, y las del tráfico son las que te encuentras nada más salir de las tranquilas y que te devuelven a la realidad. Pero una vez en ella te entretienes seguro, siempre hay algo nuevo que ver en ese caos.